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  • Foto del escritorFabiana Faisal

El chico Estrella

Voy a ir dejando mis historias por aquí, serán entrega por capítulos, las pueden encontrar en #wattpad también.



El Chico Estrella



Todo sea por la beca, fue lo que pensó, Lily Corazón, ese era su apellido, no es ninguna broma, cuando su madre Elena, ama de llaves de la mansión Cristhie, uno de los apellidos más renombrados y por supuesto hipermillonarios de la pequeña ciudad de “Río Mágico”, (otro día le hacemos un poco más a la geografía) vamos a lo que nos interesa, le suplicó que ayudará al hijo “insoportable” cómo ella lo definía, siendo lo más respetuosa posible, del señor Cristhie a lograr aprobar su año escolar.

- Mamá sabes que no soportó a Erick Cristhen, es el ser más engreído de la tierra, que digo de la tierra, del universo ‑enumeró Lily mientras ayudaba a su madre a limpiar las chauchas para la cena.

Elena corazón, era una mujer joven, la cual según su hija le gustaba agregarse años a su apariencia respetando al pie de la letra: “El manual del ama de llaves perfecta”. Su ropa negra no modificaba a pesar de los pedidos de Lily con que vistiera, algo más colorido. Su madre solo la miraba y sonreía, había criado a su hija sola y con mucho amor y valores, al quedar viuda siendo Lily una beba. Agradecía al señor Cristhie el haberla contratado, brindarle vivienda y un buen trabajo. Por eso consideraba que Lily podría ayudar al joven Cristhie y de esa manera poder acceder también a su beca para realizar la carrera de sus sueños: Medicina.

- Lily te he enseñado a que no debes juzgar y el joven Erick, no digo que no sea un poco…

- ­Prepotente, agrandado, creído, prejuicioso, racista, lo vuelvo a decir: INSOPORTABLE y odioso, ¿me olvido de algo?, ah sí, MALCRIADO_ y SI QUISIERA Lily podría seguir enumerando las “cualidades” de Erick hasta quedarse ronca, el “engendro de niño rico” que hizo su infancia y adolescencia un cuento de terror.

Un solo ejemplo era recordar su cumpleaños número 10. Su madre había organizado una hermosa fiesta, sencilla. Le realizó un vestido ella misma de color rosa y con piedras bordadas en la falda de tul, un cinto de raso, un tono más llamativo que el rosa original y una hermosa tiara que decoraban su hermoso peinado de rizos.

Ella se sentía una princesa, aunque sus anteojos que aún usaba y sus braquetes, que también seguía utilizando, no le diera esa aura principesca de los cuentos, pero eso poco les importaba a los 10 años.

La fiesta era muy sencilla y con los amigos más cercanos de Lily…y Erick, quien había ido por imposición de su padre y se le notaba demasiado. Era un niño tan hermoso, pero a Lily le parecía un demonio disfrazado de ángel. Todos jugaban y se divertían mientras Erick permanecía en un rincón, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Elena pidió a su hija que llevara un trozo de pastel a Erick, preocupada porque el niño no estaba disfrutando la fiesta, a regañadientes Lily aceptó, en ese tiempo le temía, él siempre era muy despectivo con ella, pero obedeció a su madre. Le acercó el paste con timidez, él la miró sin dejar de lado su mal humor. Comió un trozo del pastel he hizo una expresión de asco escupiendo sobre el vestido de Lily, quien no lo soportó y lo empujo con toda su rabia. Erick dramatizó la situación como si le hubiese roto la cabeza. Lily tratando de contener sus lágrimas veía como ese maldito niñito rico sonreía de manera irónica y cruel, mientras su madre la regañaba por empujarlo. Desde ese momento fueron enemigos infinitos, tanto que Lily tiene en su habitación una foto de él que usa para jugar a los dardos.


– Lily, piénsalo de esta manera, si lo ayudas obtendrás tu beca, más la ayuda del señor Cristhie…hija sabes que por más que lo quiera no puedo pagar el total de tu colegiatura.

– Mamá voy a obtener la beca sin tener que vender mi dignidad. ¡Jamás!, me escuchas, ¡jamás!, voy a ayudar a Erick Cristhie…


Una semana más tarde estaba allí, en el salón de estudio de la mansión Cristhie. Frente a ella una portátil nueva, “donación” del señor Cristhie por aceptar, después de miles de ruegos de su madre y de sacar cuentas, necesitaba esa beca. Su “dignidad” seguía intacta según su madre, pues era un acto de nobleza lo que estaba haciendo…ella sabía ciertamente que lo que la decidió fue vengarse desmedidamente del niñito rico, era su momento y lo aprovecharía.









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